Cuando le saludé con mucha alegría, él se sorprendió. Me miró extrañado a más... para decirme después: "disculpe, pero no lo recuerdo...". Eso es más que evidente apreciado colportor-le dije emocionado- y es que cuántos libros habrá vendido y oraciones habrá realizado por sus clientes... El hombre me miró fijamente a los ojos y después de tragar una gruesa saliva solo atinó a decir: "fueron tantos... que aunque no los recuerdo ya son parte de mi, en cada oración".
Fue el colportor que un día visitó mi casa en Pucallpa y me vendió una revista Vida Feliz y después, sin costo, una oración. Nunca olvidé a ese joven. Un joven de provincia, con zapatos desgastados y empolvados, sonrisa amplia y manos secas (sin sudor) a pesar de que el sol era inclemente pues constantemente sacaba un pañuelo azul para limpiarse la cara...
Fue un colportor que sin que yo le pidiera me dijo que yo necesitaba de una paz real, me dijo que había alguien que me amaba más de lo que yo imaginaba... no olvidé la visita corta, pero larga en significado...
Hoy lo vi, ya más gastado por el tiempo, pero a leguas con una sonrisa amplia, pantalones bien alineados, camisa manga larga y un lapicero parker y una maleta con libros y revistas...
Años después entregué mi vida a Jesús y también llegué a ser un colportor estudiante. He vendido muchos libros, he orado con muchos de mis clientes, pero jamás me he encontrado con un alma que fue ganada por un libro por mi ministerio como colportor... no obstante, hoy encontré este video que habla de que en el cielo nos encontraremos con muchos que agradecerán a un colportor.... quiero estar en ese día. Soy feliz de ser un colportor.
Cuando bajo la prueba los jóvenes muestren que tienen una preocupación genuina
por las almas, y un intenso anhelo de salvar a sus semejantes, verán almas
convertidas. A consecuencia de su trabajo se recogerá una cosecha para el Señor.
Salgan ellos como verdaderos misioneros para realizar la obra de hacer circular
los libros que contienen la verdad presente. Mientras lo hacen, eleven oraciones
a Dios en procura de mayor luz y de la dirección de su Espíritu, para que puedan
saber cómo hablar palabra en sazón. Cuando ven una oportunidad para hacer un
acto de bondad, aprovéchenla como si estuvieran trabajando por sueldo. Recuerden
que así están sirviendo al Señor ( Manuscrito 75, 1900).
Pr. Heyssen J. Cordero Maraví
Ministerio de Publicaciones
Misión del Oriente Peruano