Desde que ingresé a la extraordinaria obra del colportaje el 07 de noviembre del 2003, sabía que ingresaba al ejército de Dios, sentí que jamás volvería a ver la vida de igual forma, y así fue. Ello implicaba que sería un soldado. Ser misionero en la causa de Dios es llevar una vida especial. Es ponerse en las manos de Dios y dejar que Él sea quién guíe.
Fui llamado para servir a Dios un 25 de noviembre del 2008 a la obra pastoral, y a partir del 01 de enero del 2009 me convertí en un pastor licenciado. Jamás me habían llamado pastor, y la iglesia empezó a llamarme así. Reconozco que es un título de gran privilegio y una responsabilidad aún más enorme. Sé sin embargo que todo es por gracia de Dios ya que por méritos y acciones no merecería nada.
El 09 de febrero del 2009, me casé con una bella educadora, Charly, mi amada esposa. La obra de Dios tenía ahora una misionera, un mujer de valor como nuevo soldado.
Trabajé en la Misión del Oriente Peruano por cuatro años. Serví como pastor distrital en Tocache B cerca de dos años, fui llamado como departamental de Publicaciones el año siguiente y serví por espacio de un año, para que después me desempeñara como Coordinador de Grupos Pequeños. Sin duda en estos corto cuatro año aprendí mucho. Me equivoqué muchas veces. Conocí a personas grandes que me ayudaron, fueron amigos, consejeros y otros... hay de todo en la viña del Señor.
Hoy, después de cerca de cuatro años, por la gracia de Dios. La misma gracia que me acompañó hasta hoy a pesar de todo, me llama a servirle en otro lindo lugar. No sé definitivamente a dónde, pero estoy seguro de que Dios estará conmigo.
Hace cuatro años la obra me llamó cuando era aún soltero. Hoy, ya somos cuatro: Charly mi esposa, Génesis mi hija, Arie mi hijo y yo. Bendito seas Oh Dios.
Gracias Señor porque hay "un lugar en la amplia viña" para este minúsculo siervo. No tengo más que decir sino que dedicar cada día más y más a Ti mi vida y la de mi familia.
Gracias por tu misericordia.
Heyssen J. Cordero Maraví
