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sábado, 25 de agosto de 2012

Reflexiones del Alma: Pastor..."La pluma es más fuerte que la espada"



De todas las técnicas a aprender una de las más especiales y delicadas es la comunicación, el saber hablar o escuchar. La buena comunicación es clave determinante para alcanzar el éxito. Lytton, un popular escritor de su tiempo acuñó una frase sumamente interesante: "La pluma es más fuerte que la espada", sin duda alguna, las palabras tienen un poder asombroso. Son como cápsulas cargadas de veneno o medicina. Con una palabra puedo construir y con otra sencillamente destruir.

En mis tiempos de estudiante dedicaba mis vacaciones de verano e invierno a colportar (vender libros de salud y de familia con principios cristianos). Por los años de experiencia había logrado pulir mis técnicas de venta. Sentía que podía vender a hasta una simple piedra a cualquier persona que yo quisiera.

Un día de aquellos, un compañero de trabajo me pidió que le enseñe algunas técnicas. Con orgullo y cierta arrogancia (lo confieso con pena por supuesto) le dije que no había problemas, que si lograba aprender de mí, sería tan bueno como yo. Después del desayuno, le llevé a un edificio donde habían oficinas y consultorios médicos. Para demostrar mis habilidades de "vendedor profesional" abordé a un médico famoso de la ciudad. El médico me compró las colecciones de manera sencilla y dijo: "jamás he comprado libros de este tipo. Es usted un vendedor excepcional". Como se imaginarán mi ego creció más que demasiado.

Salimos del consultorio y nos dirigimos a las oficinas de la prefectura de la ciudad, pues tenía una cita pactada con el prefecto hace algunos días a través de su secretaria. Cuando ingresé a la oficina del abogado puse en ejecución todas mis técnicas. El prefecto no decía ninguna palabra solo me miraba fijamente sin inmutarse en absoluto. Según mi "experiencia", la venta era una realidad. Finalicé diciendo: "he notado que usted se ha quedado sorprendido por tan precioso y valioso programa, y se debe estar preguntando..." - el abogado interrumpió para prender un cigarrillo para con voz arrogante e intimidante dijera- "nunca he visto a un vendedor tan mediocre y atrevido. Debe dedicarse a otra cosa. Usted es una vergüenza como vendedor y le pido por favor que se marche de mi oficina que me ha hecho perder el tiempo".

Como se imaginarán, sus palabras me dejaron en "shock". Hace tan solos unos minutos me habían dicho que era un vendedor excelente, y ahora me decían que era el peor vendedor que habían conocido. Realmente las palabras fueron duras. Por algunas semanas no asimilé esas palabras y dejé de colportar hasta olvidar ese mal momento.

Hace algunos días "sepulté" con mis palabras a un joven que se expresó mal sobre una situación. Pensé que se lo merecía por involucrarse en un asunto que no tiene nada que ver con él. Ahora entiendo que lo único que buscaba este joven era ayudar. Le dije que no necesitábamos su opinión, que lo mejor era que se encargara de sus asuntos y que este mal momento era ajeno a su persona y que por lo tanto no valía la pena estar involucrándose. Me dijeron que por días  ha estado muy mal y  por esa razón lo visité, al verme me dijo: "pastor usted me ha matado... yo solo quería ayudar y usted me hizo sentir muy mal". Le dije que me perdone y que todo pasó por el momento no grato.

Nos abrazamos y oramos. Es probable que no encuentres relación entre todo lo dicho, no sé, tú sabes que con frecuencia suelo escribir así, pero lo que quería mostrarte es que somos de carne y hueso, a veces el tema de la comunicación es tan obvio que lo hacemos de mala manera creyendo que lo estamos haciendo bien. Ya sea por decir algo o por no escuchar como debe ser, podemos hacer sentir mal a alguien queriendo o sin querer. ¿el pecado de lo obvio?

Para poder comunicarnos bien entonces debemos aprender a comunicarnos bien con nuestro Padre celestial de manera efectiva a través de la oración y del estudio de la Biblia y por ende, como consecuencia natural, la comunicación con nuestro entorno será similar.

Oh Dios, quiero comunicarme contigo.

Pr. Heyssen J. Cordero Maraví

Vía: REFLEXIONES DEL ALMA

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