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jueves, 26 de julio de 2012

Grupos Pequeños: Grupos Pequeños: Solución para el problema de la Iglesia de Israel





Algunos breves ejemplos
Los grupos pequeños siempre han sido parte del plan de Dios para su pueblo en todas las épocas. Eso es evidente a lo largo de las Escrituras. En realidad la mayoría de especialistas en el tema consideran que el asunto de los Grupos Pequeños tienen un asunto bien marcado en tres etapas de la historia eclesiástica: (1) el inicio de la iglesia de Israel con Moisés (2) el inicio de la iglesia cristiana con Jesús y (3) el inicio de la iglesia adventista con los pioneros.[1] A continuación algunos ejemplo:

Adán y Eva, sigue el primer Grupo Pequeño…

Como se ha mencionado, el asunto de los Grupos Pequeños, no se limita a un puñado de palabras, sino a todo un desarrollo histórico del pueblo de Dios a través de la historia.

Después de que el pecado ingresó tristemente al Edén, destruyendo así la preciosa armonía del primer Grupo Pequeño, todo parecía que el “plan de Dios” tendría un fin lamentable. No obstante, entró en juego el “plan de Salvación”, y así la humanidad, tendría esperanza de “volver a sus orígenes”, si aceptaban por fe lo que Cristo haría por ellos en la Cruz del calvario (Gn. 3:21 cf. Jn. 1:29 y Ap. 13:8).
El primer Grupo Pequeño tuvo nuevos integrantes, Caín y Abel y otros hijos e hijas (Gn. 4). Pero, el enemigo que siempre quiere destruir a los que son de Dios, a través de Caín asesinó a su hermano Abel. No obstante Dios siempre tuvo un remanente, un pequeño grupo, es decir su pueblo. A la muerte de Abel, nació Set (Gn. 5:3), y con él la descendencia de los hijos de Dios.

Noé y su familia, el otro génesis de un Grupo Pequeño

La vida se agudizó. El mundo antediluviano sencillamente estaba en la corrupción jamás imaginada para sus antepasados. La Biblia cuenta:
“Y el SEÑOR vio que era mucha la maldad de los hombres en la tierra, y que toda intención de los pensamientos de su corazón era sólo hacer siempre el mal” (Gn. 6:5).
Al parecer, el “plan de Dios”, había fracasado y finalmente había triunfado el enemigo. Pero no fue así. La Biblia cuenta ampliamente el desenlace de “película”.
En medio de un mundo corrupto Dios, vio a un “grupo pequeño” que era liderado por un hombre llamado Noé, la Biblia dice: “Mas Noé halló gracia ante los ojos del SEÑOR” (Gn. 6:8).
Dios puedo destruir todo el mundo. Y hacerlo todo nuevo. Él es Dios. No obstante, de un Pequeño Grupo comenzó de nuevo su plan. Porque Dios tiene un plan para la humanidad. Su plan original, ¿recuerda? ¿Para qué un Grupo Pequeño? Para que su creación le rinda adoración.
Otra vez empezaría con su plan, ahora había otro objetivo, este era que, sus hijos vuelvan a los orígenes. Vuelvan a Él. Para ello se convertirían en colaboradores en su causa, la Salvación del mundo.
Para entender mejor: El plan original de Dios para su creación: Que le rindan adoración. Después del pecado, había otro plan en juego: El plan de Salvación.
Sus hijos entonces tenían una razón y una misión: ADORAR Y PREDICAR.
Finalmente, Dios provee que su plan siga en marcha y para ello salva del diluvio a un Grupo Pequeño de personas, mostrando claramente que, no todo estaba perdido.

Abrahan y Sara, otro génesis más de un Grupo Pequeño

Después del diluvio, no todo continuó como “un final feliz”, el enemigo siempre trató de guiar al pueblo de Dios a la idolatría del pecado. Ese afán se observa desde el Génesis al Apocalipsis.
No obstante, de la misma forma, se observa a Dios interesado en cumplir su plan con sus hijos. Dios desea hacer un pueblo maravilloso.
Es así que llama a Abraham, un hombre con virtudes y defectos[2] que, se convertiría en un génesis más. Cuando los judío se referían a sus antepasados siempre recordaban con orgullo y hasta arrogancia ser descendientes de Abraham (cf. Jn. 8:33). Y es que el patriarca, representa el pacto que siempre recordarían. No recordaban a Adán, Set, Enoc, Matusalén, o Noé, en cambio, recordaban que eran descendientes de Abraham, el padre de la fe (He. 11:8).
Al respecto, la Biblia data lo que Dios le dijo a Abraham: “Haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendigan, y al que te maldiga, maldeciré. Y en ti serán benditas todas las familias de la tierra” (Gn. 12:2,3).
Al leer el texto con detenimiento podemos ver que la promesa hecha a Abraham era clara, “en ti serán benditas todas las naciones”, y de ti haré una gran nación, ¿de dónde? De un Grupo Pequeño.
Fue de Abraham y Sara por voluntad divina que Isaac nació, y del fruto del amor con Raquel nació Jacob. Y de los hijos de Jacob (que conformaban las doce tribus), el pueblo de Jacob, llamado Israel (Gn.49).
Así Abraham es un ejemplo de sumisión a la voluntad divina.[3]
Y todo, de un Grupo Pequeño. ¡Qué maravilloso! ¿No decimos un amén…?



Realidad de la iglesia en los tiempos de Moisés

El pueblo de Dios había crecido. El enemigo de Dios a través del faraón que no conocía a José, vio en un pueblo numeroso un problema. Los sometió a la esclavitud y los desorganizó (Ex. 1:8).[4]
Dios vio la aflicción de sus hijos y a través de Moisés libertó a su pueblo. Sin embargo, ese pueblo, la nación israelita estaba en una total desorganización. No obstante, la desorganización es un problema, mas el problema más grave es cuando el líder es parte de esa desorganización.
Vamos a llamar al pueblo hebreo “la Iglesia de Israel”. Era un Mega Iglesia ¿Cómo la iglesia del pastor David Cho? Mucho más grande.

El problema de la iglesia

El número de personas que salieron de Egipto fueron 600000 sin contar mujeres y niños (Ex. 12:37).
Moisés era el líder, el pastor. Sin lugar a dudas era una locura lo que Moisés venía haciendo en el tiempo, antes de la visita de su suegro (Ex. 18).
El viejo sacerdote de Madián, Jetro, vio que Moisés era muy trabajador, sin embargo debía hacer cambios o de lo contrario “acabaría agotándose del todo”. Se advierten al menos dos problemas:


1. Centralismo de poder. La razón por el cual muchas empresas, instituciones e iglesias fracasan radica no tanto en la falta de dinero, o material humano, sino en centralizar el poder y no delegar responsabilidades de acuerdo a capacidades. Elena G. White declara: “Los hombres dirigentes deben delegar responsabilidades sobre otros y permitirles trazar planes e idear medios y ponerlos en ejecución”.[5] La mensajera del Señor aconseja el principio de delegar responsabilidades, muy lejano a centralizar el poder o querer hacerlo todo.[6]



2. Desperdicio de tiempo. Una ocasión, mientras colportaba en Tacna un amigo me decía: “vamos sólo una horita a internet para ver algunos asuntos”, yo le dije, que no podía pues tenía que realizar mis visitas correspondientes, él me dijo: “es solo una hora”. He escuchado mucha gente que piensa que perder una hora no cambia nada, pero no es así. En una hora yo hubiera podido vender 3 a 4 libros, quizá más, pero si lo desperdicio no haré nada. Perder dinero no importan, un sol, dos soles, pero una, dos, tres vidas, tres almas saladas de las garras del enemigo, eso sí que vale la sangre de Cristo. Pues bien, la iglesia de Moisés era muy lenta. Tenían que esperar a que él solucione los problemas y las decisiones por más fáciles o difíciles que sean. Definitivamente era un gran, y grave problema.
Solución para el problema de la iglesia de los tiempos de Moisés


Jetro (que sí fue un buen suegro, pues no lo criticó), al ver el caos de la iglesia, desorganizada y sin líderes capaces, va a Moisés con tino y le da una estrategia[7] regia y sencilla, que sin duda fue por inspiración de Dios, es por ello que Moisés deja plasmado ese evento:

1. Capacita, es decir enseña (Ex. 18:20).
2. Elige líderes temerosos de Dios (Ex. 18:21-27) de:
- 1000(Podría ser como un distrito misionero).
- 100 (Podría ser una iglesia).
- 50 (Podría ser una congregación).
- 10 (¡Esto sí es un Grupo Pequeño!).


¡Poderoso! Ahora sí que fue un éxodo (una salida) para un problema organizacional. Moisés podía ahora respirar tranquilo. ¿Por qué un Grupo Pequeño? Porque es el plan de Dios. Y porque es la mejor manera de organizarse.

Maravillosas lecciones:

1. Moisés solo, no podía dirigir, administrar y resolver todos los problemas que se presentaba en el pueblo de Israel.
2. El consejo divino que recibió a través de su suegro Jetro fue que debería organizar al pueblo en grupos de mil, de cien, de cincuenta y de diez.
3. Debemos dejar en claro que Moisés antes de elegir a sus líderes, sus pastores de Grupos Pequeños, los capacitó, los enseñó y después los eligió.
4. El pueblo de Israel salió de Egipto por mano de Dios rumbo a Canaán. Era preciso que llegue, pero para que eso sea realidad debía enseñarle algo más (a parte de las ordenanzas y leyes), debían aprender a organizarse. Por ello utilizó a Jetro, un profeta, siervo de Dios para mostrar esa verdad.
5. Así como el pueblo de Israel tú y yo hemos salido de Egipto, y Dios nos quiere llevar a la Canaán, pero no podremos llegar a menos que aprendamos a organizarnos bien, en Grupos Pequeños. Y para ello utilizó a Elena G. de White, una sierva de Dios, para mostrarnos y hacernos volver a nuestros orígenes. ¿Por qué organizarnos en Grupos Pequeños? Porque es el plan de Dios para el pueblo rumbo a Canaán. Para que le adore por siempre y para siempre (Ap. 14:3).
6. Elena G. de White dice: “El (Dios) se propone que aprendamos lecciones de orden y organización del orden perfecto instituido en los días de Moisés...”.[8] No hay duda entonces que en el Antiguo Testamento, el plan de Dios para su pueblo giraba en torno a: ¡Los Grupos Pequeños!


Por



Pr. Heyssen J. Cordero Maraví
Coordinador de Grupos Pequeños
Misión del Oriente Peruano

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